El aeropuerto de la isla era todo lo que esperábamos: una miniatura protegida por grandes techos de paja, dos boarding gates y una pequeña ventanilla que hacía de aduana. Una vez que terminamos con las gestiones burocráticas nos acercamos a la oficina de turismo para definir dónde dormir. Nos decidimos por una cabaña ubicada en el otro lado de la isla.
Nos subimos a una camioneta con otros mochileros, cada uno iba por su lado. En vez de llevarnos a Mae Nam ésta nos dejó a sólo quince minutos del aeropuerto en una playa que no queríamos visitar simplemente porque no había playa. Sin entrar en discusión decidimos dormir ahí. A la mañana temprano volvimos al aeropuerto a reclamarle a la compañía y en quince minutos ya nos estaban llevando para Lolita's, complejo de bungalows donde alquilamos una twin a metros del mar por 600Bht la noche.
Entre una cosa y la otra se hicieron las once de la mañana, no podíamos perder más tiempo! Dejamos los bolsos en la cabaña, desayunamos un plato de frutas y dos tazas de café y nos instalamos en la playa todo el día. No nos movimos de ahí salvo para almorzar algo en el restaurant del hotel. La playa espectacular, caminamos unos cuarenta minutos hacia una punta y la otra. No había mucha gente, algunos nativos pescaban tranquilamente metidos hasta las rodillas en el mar. Hicimos más playa, dormimos una siesta y salimos a recorrer el pueblo donde cenamos literalmente en la calle unos ricos noodles típicos de la región y volvimos a apolillar.
La playa más importante de la isla es la de Chaweng Beach. Para llegar alquilamos una moto con cambios por cinco dólares y manejando muy tranquilo fuimos para allá. Hacía mucho tiempo que no agarraba una moto y de primeras fue bastante complicado, más que nada por el tráfico, la guía nos aconsejaba no alquilar una moto en Samui.
La moto nos dio la libertad de movernos tranquilamente y no tener que depender de los medios de transporte, sobre todo aquí donde el medio de transporte más común es el taxi, por ende bastante más caro. La playa no fue fácil de encontrar, no por estar escondida sino porque no sabíamos como llegar y la verdad que todo estaba señalizado para el culo. En una colina muy pronunciada se me quedó la moto porque no me entraban los cambios, y mientras empujábamos con las piernas y gritábamos HELP Vero se cagaba de la risa.
Encontramos la playa, que además de ser la más pija es donde se encuentran los bungalows y resorts más caros, todas las tiendas, restós y mercados. Estaba nublado y eso ayudó para que no nos impactara tanto, de todas maneras nos quedamos casi todo el día, almorzamos en un parador bien pijo y rematamos el día con unos masajes Thai acostados sobre unas camillas en la playa.
Volvimos al hostal en busca de la notebook, la moto la teníamos hasta la noche así que aprovechamos para ir a un starbucks - a pedido de Vero - para internetear un rato largo. Cenamos en un restó cerca del hotel y volvimos al bungalow a dormir.
El último día en Samui lo pasamos en la playa de Lolita's haciendo huevo todo el día. Mar, sol y playa. A la tarde yo me escapé al balcón de la cabaña para adelantar con el diario al ritmo de Ella. Vero volvió un poco más tarde, cambiamos por Nina Simone y terminamos el día tomando un par de birras y mirando al atardecer.
1 comment:
Hola Sal, como estas. Muy lindo el relato de Samui. Te cuento que soy nómade, y creo que me contagiaste de las ganas de ir a vivir en Tailandia por un par de años. Tengo una hija de dos años, y una compañera. Somos tres. Actualmente vivimos en Itacaré, Brasil, un paraíso bahiano.
Post a Comment