26.10.08

Hat Yai


En la terminal de buses de Suratthani me despedí de Vero, que partió para la costa oeste de Tailandia. En una minivan recorrí las cuatro horas hasta Hat Yai, pueblo fronterizo que me serviría para conseguir cualquier tipo de transporte a Alor Star, ciudad Malaya donde Hazeril me estaría esperando. 

A las diez de la noche el chofer me dejó en la puerta del hostal que había elegido y que la Rough Guide recomendaba, no había un alma en la calle, estaba cansado, no daba dar muchas vueltas con la mochila a cuestas buscando un lugar. El hostal no invitaba a quedarse pero ya era tarde y por solo 200bht me habían dado una single. En el "lobby" había un par de personajes oscuros tomando birras y dos tailandesas que si no eran putas le pegaba en el palo.

Hat Yai es una ciudad no recomendada por las guías por estar muy cerca de una zona de guerrillas en el sur de Tailandia. La mayoría de los hoteles son putas-friendly y una gran cantidad de malayos vienen a hacer shopping y a encamarse. Mucha falopa dando vuelta, muchas putas y muchos oportunistas esperando el momento justo para zarparse con el equipaje de alguno. 

Pasé la peor noche del VIAJE: mi cama estaba infectada por bed bugs: una especie de pulgas chupa sangre que se esconden dentro de los colchones o en los bordes de la cama. El mordisco es doloroso y hasta se cree que pueden contagiar el virus de HIV. 

Había leído sobre estos bichos en la guía, había escuchado un par de historias, pero nunca me había visto en una situación así, ya que si bien los hoteles donde me hospedé no superaban los ocho o nueve dólares la noche nunca me hospedé en algún lugar tan feo como éste. A la una de la mañana decidí terminar con eso e irme a la mierda. El tipo de la recepción no me quería devolver la reserva, pero tras una acalorada discusión logré recuperar al menos el cincuenta porciento de la misma. Las putas y los raros del lobby miraban y se reían.

Caminé unas cuadras a la redonda buscando otro hotel donde parar. Encontré uno que tampoco invitaba a entrar pero estaba tan cansado que estaba dispuesto a dormir vestido. El hotel estaba regenteado por unos chinos para nada simpáticos y muy a la defensiva, quizás malacostumbrados a recibir especímenes de bajo calibre. Era un edificio antiguo de NUEVE pisos, mi habitación quedaba en el octavo. Antes de pagar les pedí que me mostraran primero la habitación, así lo hicieron. Comprobé que todo funcionara como pactado, removí las sábanas, el colchón, abrí la ducha. Cerré la puerta con llave y apoyé la mochila contra la puerta para asegurar la habitación un poco más. Me acosté en la cama y cerré los ojos, no tardé mucho en conciliar el sueño. 

A la mañana siguiente desayuné unas tostadas y un café en el hotel. De día parecía otra cosa, familias enteras devoraban sus desayunos americanos. Cómo cambian las cosas con un poquito de luz! Caminé hacia la estación para comprar el boleto de tren que costó unos 90Bht, di una vuelta por el pueblo fantasma hasta que encontré un bar donde chequear los mails, escribir unas líneas y almorzar. 

El tren llegó a horario y me sorprendió lo bueno que estaba. No había mucha gente compartiendo el vagón conmigo. En el lado malayo de la frontera me hicieron sudar porque el oficial del lado tailandés había terminado de desprender todas las hojas del pasaporte del libro bordó, el policía malayo no me quería hacer entrar. Tuve que suplicarle un buen rato y decirle cuantas ganas tenía de visitar su hermoso país. A punto de perder el tren me dejó pasar. Arreglé temporalmente el pasaporte pegándolo con plasticola pero lo más probable que pase por la Embajada Italiana una vez instalado en Kuala Lumpur para ver como puedo solucionarlo. No creo que los indoneses y menos los indios sean tan prácticos como los malayos.

A las siete de la tarde ya me estaba poniendo al día con Hazeril. Nos habíamos despedido unos días antes de mi partida en Dublín. Se dio la casualidad que su retorno a Malasia tras vivir seis años en Irlanda coincidió con mi giro por Asia. Un buen amigo y uno de los primeros que hice en Europa, no hizo falta remarla.   

2 comments:

Anonymous said...

Hola Pirata, finalmente llegaste al destino (literario jaja)que mi apodo te tenía preparado, aunque, hay q decirlo, los inconvenientes siguen dándole sal a tu travesía. Decir que burócratas tarados hay en todo el mundo es poco consuelo, así q me parece excelente que vayas a la embajada antes de enfrentarte con otra frontera (india para colmo)con las hojitas del pasaporte todas sueltas.
El domingo nos juntaremos con Vero, así que de viva voz, nos llegarán aventurosas news.
Vos buscate un repelente para esas inmundas pulgas y si no hay, frotate con alcohol antes de acostarte. En fín, cuidate cada vez más y mejor.
Seguí disfrutando aquel mundo peculiar...mientras nosotros nos amacamos en el de siempre (siempre más loco!)
Un mil besos mios y un abrazo del Oti.
Nonnis
p.d. este blog se está volviendo cada vez más genial.

Anonymous said...

Hace rato que no entraba.
Me pase un buen rato leyendo tus aventuras con Vero.
Disfruta que ya queda poco.
Abrazo,
BRIAN