Vole muy temprano desde la bizarra Macau y a las dos de la tarde ya estabamos aterrizando en el moderno aeropuerto de Saigon . Mientras esperaba que salga la mochila conoci a un frances con el que recorri la ciudad y los tuneles de Cu Chi durante tres dias.
Para llegar al hostal nos tomamos una moto taxi cada uno, con la mochila encima y un casco que no pude atar atravesamos a gran velocidad las calles saigonesas. Viajar en moto por esta ciudad es una actividad que no podes dejar de hacer por la adrenalina que implica subirte por detras de estos endemoniados conductores. La gente en Saigon se mueve en moto, van de a dos, tres y hasta cuatro personas arriba, y como las bicis en Amsterdam aqui las motos se reproducen como una terrible enfermedad. Pero esta bueno y son mas baratas que los taxis.
Casi todo el mundo me paro para que les saque fotos, los mas chicos seguian mi andar en filaindia y los mas viejos posaban arrugados para mi lente. En su gran mayoria las casas eran de chapa y muy coloridas, estilo Caminito porteno. La gente vive en la calle 24/7: comerciando frente a sus portones, cocinando en trailers ambulantes cada uno serviendo un solo plato de arroz y pollo o sopa de noodles, jugando a las cartas o durmiendo a la sombra de un arbol. Caminamos con el frances por esta zona durante toda la tarde y despues almorzamos rico y barato en una pequena taverna cerca de la cuadra del hostal.
Después
del impresionante mes que pasé por China
no sabía que esperar de Vietnam,
honestamente Saigón era una ciudad que no me llamara
mucho la atención. No
sé si es porque le estuve poniendo mucho huevo a este giro, o si es algo
inevitable, pero Saigón me enamoró completamente una vez que crucé ese río
amarronado que divide los distritos de la ciudad en dos partes. Lejos del
centro caminé por sus callecitas angostas habitadas por la gente más sonriente
que me he topado desde que empecé este viaje. Éste tipo de cosas son las que me
recuerdan todos los días la suerte que tengo de poder hacer este viaje. No esperar
nada a cambio bordea lo frívolo, quizás no sea una frase afortunada. Pero uno
se lo plantea desde la más espontánea curiosidad. No dejas de sentirte el tipo
más afortunado del mundo, estando en la carretera siempre logré acercarme al
concepto que uno tiene de la felicidad.
Casi todo el mundo me paro para que les saque fotos, los mas chicos seguian mi andar en fila
Desde el hostal organizamos una salida por los tuneles de Cu Chi, a una hora y media de Saigon . En estos tuneles las guerrillas de campesinos del lado del Vietcong se escondian antes los ataques yanquis. Cavaron tuneles por mas de treinta metros y armaron una red de habitaciones, cocinas y hospitales improvisados muy angostos para el promedio del soldado americano. Los que lograban meterse por esos tuneles eran recibidos por trampas mortales a base de canas de bambu y las ocasionales bombas de humo que sofocaban a los “marines” en los ya muy claustrofobicos tuneles.
Tuvimos la posibilidad de meternos en uno, modificados para que podamos entrar, y en solo diez segundos de andar arrastrandome por ahi bajo el calor y la humedad insoportable ya no queria saber nada mas. Es horrible la sensacion, y pensar que para los vietcongs que se escondian era una cuestion de vida o muerte y tenian que pasar horas e incluso dias ahi metidos estirando el cuerpo lo mas cerca posibledel suelo para conseguir la mayor cantidad de oxigeno posible. Los americanos nunca llegaron a doblegar estos tuneles que fueron parte fundamental para la conquista comunista.
Saigon fue una de las ciudades donde me encontre mas a gusto en lo que vadel viaje. La comida en los puestos callejeros es excelente como la birra en los improvisados pubs sobre las veredas. A la noche generalmente armabamos un grupo de seis o siete personas del hostal y nos pasabamos toda la noche tomando cerveza tirada y comiendo manies. Cada uno siempre a cargo de una ronda y en Saigon a nadie le importaba cuando le tocaba. Siendo una ciudad del sur, es la mas american friendly, tengo entendido que en Hanoi no son muy bien recibidos. Pero yo lo dudo, los vietnamies hacen todo lo posible para que la gente se lleve un buen recuerdo de su pais.
Tuvimos la posibilidad de meternos en uno, modificados para que podamos entrar, y en solo diez segundos de andar arrastrandome por ahi bajo el calor y la humedad insoportable ya no queria saber nada mas. Es horrible la sensacion, y pensar que para los vietcongs que se escondian era una cuestion de vida o muerte y tenian que pasar horas e incluso dias ahi metidos estirando el cuerpo lo mas cerca posible
Saigon fue una de las ciudades donde me encontre mas a gusto en lo que va
1 comment:
Què bueno! estàbamos tan ansiosos ya, esperandote! Andy, este trabajo tuyo...VALE ORO!
Felicitaciones! un abrazo enorme, Su!
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