7.11.08

Cameron Highlands


El ritmo de viaje se había intensificado desde que saliera de Laos y cruzara la frontera de Camboya. Sumado el intenso giro con Vero por Tailandia, los tres primeros días en Malasia con Hazril no habían sido para nada tranquilos.


Los tres días que pasé en el pueblo de Tanah Rata, dentro de las Highlands, fueron la excusa perfecta para respirar un poco de aire fresco, caminar por los bosques, abrigarse a la noche y descansar. Mucho de lo último, no podía desaprovecharlo estando en ese spa natural en el medio de la montaña.


La llegada no fue fácil. El bus de Alor Star salió puntual a las nueve y media de la mañana, éste no era directo y en vez de llegar al mediodía me dejó a las tres de la tarde en Ipoh. Ahí tuve que esperar unas tres horas para que partiera el bus a Tanah Rata, que si bien es un pueblo de no más de mil habitantes es el corazón comercial y turístico de la región.

Ese bus salía a las seis para que dos horas después poder estar llegando, pero gracias a las festividades indias que se celebraban ese fin de semana largo, los últimos quince kilómetros que nos quedaban hacer para llegar fueron una verdadera tortura: nos llevó unas dos horas y media completarlos. A las diez y media de la noche estaba haciendo el check in en el hostal. Doce horas viajando para hacer sólo trescientos kilómetros desde que salí de Alor Star.


Conseguí una cama en un dorm para ocho personas por 10RM – tres euros – la noche. WiFi incluido aproveché para ponerme al día con el blog, ducha y a la cama a ver unos capítulos de Lost.


Los Cameron Highlands son un destino muy popular para el turismo local, especialmente para la gente de guita de Kuala Lumpur que viene para jugar al golf o internarse en un spa. Otra de las actividades que podes hacer es algún trek por los bosques a lo largo de siete u ocho caminos cada uno con un grado distinto de dificultad. Yo lo dejé para el último día.

Me levanté tipo once, tomé el desayuno en el hostal y me leí todo algunos periódicos argentinos y europeos. Lavé la ropa, compré un despertador y almorcé en un restó Malayo. Di una vuelta por la pequeña ciudad, compré una pasta de dientes, unas postales y caramelos y volví al hostal a escribir un rato y dormir una siesta. Me levanté ya de noche, cené un nutritivo nasi goreng y me quedé despierto hasta tarde mirando una película en el lounge con el resto de la gente del hostal. Antes de ir a dormir organicé la travesía para la mañana siguiente.

Salimos a las nueve y a la primera de cuentas paramos en una granja de flores, algunas rosas parecían repollos. El trekking siguió por un criadero de mariposas, insectos y serpientes, después tomamos un helado en una granja de frutillas y de ahí salimos a recorrer los campos de te que irradian toda la región. A casi dos mil metros de altura la temperatura estaba ideal, caminamos dentro de las plantaciones y después tomamos un rico te en un café increíble que se metía dentro de un pequeño cañón. La vista que disfrutamos garpó la travesía entera.    

Volvimos para el pueblo sin antes dejar de visitar un templo budista, ya habíamos picado algo durante el trekking asi que vuelta a la habitación por otra merecida siesta. Esa noche cené en un mercado, interneteé un poco y me fui a dormir.

El bus, esta vez estaba seguro que me iba a llevar directo a Alor Star, salía a las ocho y media de la mañana. Estrenando despertador me levanté a horario y sin ningún tipo de quilombos siete horas después me estaba reencontrando con Hazril en la estación de buses.

No comments: