Estonia - Tallinn

Llegamos a Tallinn con un hambre miserable y muchisimo calor. Habiamos dejado una fria Helsinki apenas un par de horas antes y el sol talllinnes nos recibio con todo. Salimos del puerto directo al hostel que habiamos reservado unos dias antes desde Dublin. El lugar que nos hospedo solo una noche se trataba de un templo hippie/dharma/esoterico decorado con budas, citaras, graffitis de colores en las paredes y unas pipas de sheesha que se servian a tres euros la racion de tabaco de manzana. La cuota de mochilero cool estaba muy bien cubierta tambien.

Salimos con muy pocas expectativas, en realidad teniamos pensado viajar desde Helsinki a St Petersburgh pero la oportunidad de clavar una banderita mas en el mapa fue mas fuerte, pura vanidad o el simple bicho que no deja de picar.

Evidentemente, la ciudad no solo fue un a ver que nos encontramos por aca, sino una muy buena sorpresa. El casco antiguo de Tallinn sigue al pie de la letra el romanticismo que abunda en la mayoria de las ciudades europeas. Lo que conocemos como grandes catedrales, calles de piedra que te llevan y te pierden por ahi, cafecitos tipicos y tiendas de souvenir abundaban por la zona. Es una ciudad que esta impecable, muy bien cuidada y sin lugar a dudas despues de Praga la que se mantiene en mejores condiciones dentro de los paises del Este de Europa. Quizas le falte la dosis de locura que abunda en Krakow, o el imperialismo vienes de Budapest, pero no se queda atras en lo que se refiere a oscuros callejones sin salida, vistas sobre los rojos tejados de las casas, paredes gastadas y tiendas de antiguedades que se mezclan entre tipicos cafes y tiendas de ropa de marca.

Tres o cuatro catedrales dominan el panorama de la ciudad. Hay una muy bonita que esta construida sobre una pequena colina dentro del casco antiguo. De la escuela rusa ortodoxa, pintada de colorada y con angostas franjas blancas, con las “cebollas” caracteristicas de esas iglesias tenidas de azul francia. Una misa se estaba celebrando y todas las mujeres dentro de la misma llevaban un panuelo cubriendose parcialmente la cara.

La gente dibujaba una elemento bastante heterogeneo, las raices eslavas dentro de Estonia son muy fuertes, esas tipicas caras fuertes con los pomulos que parecen salirse del craneo no pasaron desapercibidas, pero a la vez tambien la gente mezclaba otros rasgos etnicos como los asiaticos, fineses, Roma, y algunos expatriados britanicos y franceses. Mucha gente con dinero, vistiendo prendas italianas y manejando autos alemanes, pero la mezcla con algunos hippies y punkies le daban un toque mas colorido a aquellas calles empedradas.

Tomamos unas pintas en un pub mirando el ultimo set de Federer – Nadal, picamos unas papas y volvimos al hostel. A la manana siguiente nos estaba esperando el bus de la compania Eurolines que nos llevaria a San Petersburgo.